Incapaz de marcarse unos pasos a lo Michael Jackson, José María Aznar se ha conformado con entonar “the kid is not my son…” (“el bebé no es hijo mío”), aquel verso del tema “Billy Jean” que tanto dio que hablar al movimiento feminista en los años 80. ¿Recuerdan? Jackson le cantaba a una tal Billy Jean, echándole en cara que pretendiera endosarle injustamente la paternidad de su bebé. Según la canción, la chica ni siquiera era su amante, algo que –¡anda!- el ex presidente del Gobierno español no ha tenido el detalle de puntualizar en el comunicado que ha emitido desde la Fundación FAES, en el que desmiente al diario digital marroquí, casi desconocido, que le atribuye la paternidad del bebé que espera la actual ministra francesa de Justicia, Rachida Dati.
¡The kid is not my son!
Corrían los 80 cuando, en Estados Unidos, el movimiento feminista tiró de las orejas al Michael Jakson asegurándole que era precisamente esa histórica actitud de irresponsabilidad de los chavales frente a las parejas embarazadas lo que fomentaba su exitosa canción. Jakson hizo como que no entendía: era sólo una canción. ¿Por qué no iba a permitirse recrear la consabida historia en la que el sexo masculino sospecha de las malas artes del femenino para pescar un buen especimen?
Veinticinco años después y con las facilidades que ofrece hoy el adn, el gesto de detenerse a desmentir en público una mal atribuida paternidad suena, si me lo permiten, a ganas de lucir palmito, porque en el inconsciente colectivo permanece la idea de que sólo a los irresistibles se les cuelgan ese tipo de “mochuelos”. Ponga usted a sus abogados a estudiar acciones legales contra quienes han divulgado esa supuesta paternidad y tendrá un altavoz desde el que informar al mundo de que… sigue en el mercado.
Ya ven, la libertad de una mujer soltera y embarazada como la ministra francesa, que al menos hasta esta noche ha declinado hacer comentarios acerca de la paternidad de su bebé, acaba convirtiéndose en una bomba de relojería social: los medios preguntándose quién puso la semilla; los políticos dando un paso al frente y otro hacia tras, “the kid is not my son”, y los religiosos lamentando que ya ni siquiera las descendiente de musulmanes obedezcan.
Que la independencia de Dati cause un “daltabaix” tiene algo de divertido. En cualquier caso, mucho más que el rifi-rafe que se trae la prensa estadounidense con la hija de Sarah Palin, la candidata republicana a la vicepresidencia. Con diecisiete años y embarazada, la meteórica carrera de su madre no le ha dejado otra opción que casarse con el padre de la criatura. Ojalá que haya elegido ella.