Es bueno quejarse, aunque parezca que nadie nos escucha, ya que en ocasiones las quejas no caen en saco roto, nos hacen reflexionar y se mejoran algunas cosas.
También es bueno dar las gracias.
Damos por hecho que las cosas se hacen y están bien hechas porque es normal, porque tiene que ser así. No nos damos cuenta de que hay unas personas que hacen posible que todo eso suceda, que la rueda gire en el
sentido que nosotros queremos. Por mi horario de trabajo a algunas de estas personas no las veo, pero con su trabajo se nota que están ahí, por eso quiero dar las gracias y desear unas buenas vacaciones a todas las
personas que hacen de mi barrio un lugar acogedor: al cartero que no se olvida de mis cartas al párroco que nos escucha, a los comerciantes que nos atienden con una sonrisa, al basurero y a todos los que nos hacen el día a
día un poco menos difícil.
Mari Cruz Elvira