Uno de los hechos traumáticos más importantes de la Historia de la Humanidad consiste en que una bibliotecaria como una servidora apenas toque un libro a no ser para ponerlo en su sitio. Pero juro que el otro día me encontré con éste e intenté leérmelo, cosa que no conseguí.
Comencé a espesarme rápidamente porque yo me pensaba que iban a explicar algún rollete de Cristo con Maria Magdalena, pero no. Todo era un análisis supercomplicado y superfreudiano de los elementos eróticos sublimados existentes en el cristianismo, lo que, francamente, me aburre.
Yo preferiría que la Biblia hablara directamente y sin tapujos, como si fuera el Hola. Considero indigno que no haya una crónica rosa del tío de los calzoncillos. Con lo bien que le quedaban la barba y el taparrabos cuando fue crucificado. (Qué cruel soy) Pero no hay derecho que los apóstoles se dedicarán todos a servir al Señor y sirvieran tan poco a la Señora. ¿A qué si?