La Comisión Europea desea una mayor diversidad e igualdad de género en los consejos de administración de las compañías cotizadas, así como el fomento de prácticas de remuneración más saludables entre los directivos.
El Ejecutivo comunitario publicó un libro verde sobre este asunto, que será sometido a consulta pública hasta el próximo 22 de julio y que servirá a la Comisión para valorar si redacta normas vinculantes en 2012, que vayan más allá de los actuales códigos de cumplimiento voluntario.
La primera área abordada por el documento de la Comisión es la estructura de los consejos de administración, donde Bruselas pretende introducir mayor diversidad en cuanto a género, edad, formación y nacionalidad, para favorecer las diferencias de opinión y la gestión responsable.
“Quiero acabar con la mentalidad del club de amigotes”, dijo recientemente el Comisario de Mercado Interior y Servicios Financieros, Michel Barnier, quien explicó que una de las vías para lograr que los consejeros dediquen más tiempo a sus atribuciones es limitar el número de cargos que puedan acumular a la vez.
Asimismo, Bruselas desea promover la presencia femenina en los consejos de administración y se ha mostrado dispuesta a tomar medidas si las compañías no lo hacen por sí mismas, aunque el libro verde asegura que hay otras opciones más allá de la imposición de cuotas.
Según datos de Bruselas, sólo la mitad de las compañías cotizadas europeas cuenta con mujeres en su consejo de administración pese a que los estudios muestran que su presencia mejora los resultados de las empresas. Si no se adoptan medidas al respecto, harán falta 50 años para lograr un equilibrio de género en estos órganos de gobierno, según la CE.
El Ejecutivo comunitario también quiere fomentar la responsabilidad de los accionistas en la toma de decisiones en la UE, donde los accionistas adoptan un papel “pasivo” en la gestión y la media al mantener una acción en cartera es de ocho meses.
“Hemos hablado durante años sobre los derechos de los accionistas. Ha llegado el momento de hablar también de sus obligaciones”, ha asegurado Barnier, quien considera que el interés en la obtención de dividendos es “comprensible” pero “alimenta el cortoplacismo”.
“El papel de los accionistas levanta interrogantes. Muchos de ellos se mostraron demasiado pasivos frente a los acontecimientos, frente a decisiones importantes”, ha dicho en el pasado.
Por último, la Comisión baraja la posibilidad de establecer normas legalmente vinculantes en cuanto a todos estos asuntos, en contraposición a los códigos voluntarios en vigor en la mayoría de los países, basados en el principio anglosajón de “comply or explain” (cumplir con las recomendaciones o justificar por qué no se han cumplido). Según Bruselas, el 60% de las explicaciones ofrecidas por las empresas cotizadas que no han cumplido los principios son “insuficientes”.
“Todavía tenemos que debatir cómo vamos a poner en marcha todas estas medidas. Pero voy a ser claro: no podemos depender únicamente de códigos voluntarios“, ha dicho en el pasado Barnier. Este aspecto es precisamente el que más temores ha levantado entre el empresariado, que valora su independencia.
La consulta sigue a una iniciativa similar para endurecer los principios del gobierno corporativo en las entidades bancarias y promover prácticas de remuneración saludables entre sus directivos, basadas en los resultados y en la aprobación de la junta de accionistas.