Viorela y Yanela son las dos últimas víctimas de la violencia machista: 17 mujeres han sido ya asesinadas, y aun así, siete de cada diez jamás hubieran denunciado a su agresor, según los datos del Observatorio contra la violencia doméstica y de género. Otras sí se atreven a dar el paso e intentan escapar de su infierno diario.
El año pasado se presentaron 15 denuncias cada hora por malos tratos, 368 al día: 134.105 en todo el año. Son muchísimas, pero suponen un pequeño descenso (1,1 por ciento) respecto al año anterior.
La tasa por comunidades autónomas se mantiene casi fija: Canarias, Murcia, Baleares y la Comunidad Valenciana son las cuatro regiones donde la tasa de denuncias por mujer es mayor, mientras que en el otro extremo están Extremadura y País Vasco.
La radiografía evidencia que casi el 12 por ciento de las mujeres tienen miedo o están dispuestas a perdonar, de ahí que renuncien a seguir el proceso; tampoco se ha constatado una diferencia sustancial en cuanto a las órdenes de protección pedidas: han disminuido ligeramente (28 por ciento frente al 30 de 2009). Tres de cada diez mujeres que solicitaron protección son extranjeras.
El estancamiento de las cifras en general se debe «a la ínfima implicación de familiares, vecinos y amigos de las víctimas», en palabras de la presidenta del Observatorio, Inmaculada Montalbán. Solo un 1,63 por ciento de todas las denuncias del año pasado procedieron de familiares.
Respecto a los enjuiciados (más de 21.000 hombres), el 71 por ciento son españoles y el 29 por ciento extranjeros. El 76 por ciento del total fueron condenados, aunque se dan grandes diferencias según el órgano. Así en los Juzgados de lo Penal (enjuician delitos penados hasta con cinco años) el porcentaje de absoluciones se disparó hasta casi la mitad.
El Observatorio destaca los 163 asuntos de violencia de género que llegaron el año pasado a los Juzgados de Menores. Hubo 126 sentencias, de las cuales 115 fueron condenatorias. Algunos solo tenían 14 años y ya se habían convertido en maltratadores.